Antes el nombre de mi blog era: Quitandome un peso de encima.
Y trataba de mi lucha contra el gigante del sobrepeso.
Una mañana estaba platicando con Dios y sentí que había triunfado.
Despues de un año y con 40 libras menos, ese gigante ha dejado de ser parte de mi vida y ahora simplemente, al igual que una inmensa cantidad de mujeres en el mundo, debo esforzarme por perder unas libras de mas que me siguen estorbando.

Así que sentí en mi corazón, que llegó el momento de que ese sea solo un capitulo de mi vida y no el tema principal de ella.
Pero como me encanta este asunto del blog, seguiré conservando este, solo que con un nuevo concepto.

Gracias amado Dios por que tus favores, tu misericordia y tu gran amor me siguen cada día de mi vida, tal como lo prometiste. TE AMO!

viernes, 21 de septiembre de 2012

Sin padres, sin marido, sin religión = sin escudos para excusarse.

Ahora estoy en esta etapa de la vida donde no tengo nada ni nadie en quien excusarme por las cosas que me parecen o no me parecen. Es decir... debo dar la cara por mi misma por cada una de mis decisiones. Y se siente bien, muuuy bien!! Luche mucho por esto y ahora por fin lo tengo. Claro que a veces es dificil y ocacionalmente uno quisiera tener aquella antigua barrera entre yo y el mundo exterior, pero la verdad es que es algo realmente bueno. De que rayos hablo? Bueno, por ejemplo... Cuando era soltera y no queria hacer tal o cual cosa, siempre podia poner de excusa a mi mamá. Ir a la casa de algun compañero a hacer tarea... no me da permiso mi mamá. Participar en tal o cual actividad.... no me da permiso mi mamá. Algunas veces era verdad, otras no lo era de momento, hasta que llegaba a mi casa y le decia a mi madre: No me des permiso para tal cosa. Y ella accedía. Y es normal, mis hijas han hecho muchas veces exactamente lo mismo. Ellas saben que permito y que no y asi el mundo estalle pueden simplemente decir: mi mamá no me da permiso y ellas se lavan las manos tan frescas y que yo me enfrente con la turba enfurecida. Luego me casé y pues podía seguir usando a mi esposo como una excusa, no se por que, creo que es hasta cierto punto aceptable que una use como escudo a un marido, ahora me parece medio raro ese concepto pero antes me sirvió de mucho. Y por último... la religión. Era tan sencillo decir: mi religión no me lo permite. Y por respeto a la libertad de culto muchas veces lograba uno librarse de cosas que en realidad, aunque la religión no lo permitiera, uno realmente no deseaba hacer. Claro que a causa de esos "escudos" tambien me vi obligada a dejar de hacer cosas que realmente hubiera querido hacer. Este año por ejemplo, para esas situaciones de elección de reinas de colegio y similares, querían que una de mis hijas participara en ese evento. A mi no me gustan esos eventos, a pesar de que yo fui reina de mi escuela, pero participé estando casi segura que no podía perder. Yo iba con todo. Y si hubiese perdido me habría infartado. Pero siempre me he dado cuenta de que por mas que lo nieguen las niñas que no ganan experimentan una gran frustración, y es como un terrible golpe al ego, sobre todo al ego femenino basado grandemente en la belleza, y aunque se consideren muchos aspectos mas y no solo la belleza fisica, al final la que gana se siente la mas linda y talentosa del colegio y las que no ganan... pues bueno, se sienten muy mal. Quiza sean solo ideas mías, pero no me gusta poner a mis hijas en semejante situación. Pero en el colegio no les bastó que mi hija no quisiera participar ni que dijera que yo no le daba permiso ni que yo mandara una nota asegurando que era cosa mia mas que de ella. Me llamaron por telefono para escuchar de mi propia voz la explicación por la que no quería que mi hija participara. Nada grato en realidad ese momento en que me toman por sorpresa. Hubiese querido lanzarle el paquete a mi ex esposo, decir que era por su causa, o quiza poder tener una religión que poner en frente y lavarme las manos diciendo que eran por cosas de la iglesia. Pero cuando consideré esas opciones me di cuenta de que esa no era yo, asi que recobré mi sangre fría y muy amablemente le explique mis razones, y sin escudos que me protegieran recibí todos los intentos de convencimiento siguiendo firme en mi negativa. Y no es la primera vez que pasa, ahora que ya no puedo usar comoescudo a mi mama, que no tengo esposo y tampoco pertenezco a ninguna religión, he de dar la cara por mis desiciones sin excusarme en nadie. Lo fantastico de esto es que aunque a veces es dificil, es muy gratificante saber que lo que hago o no hago es por que yo misma lo he elegido y no por que nadie me lo ha impuesto y eso de verdad que vale el precio que haya que pagar.

1 comentario:

Vazzen dijo...

eres libre, locota. Con todas sus bondades y todas sus responsabilidades.

¡bienvenida a la realidad!