En algunas ocaciones tiendo a ver las cosas y a las personas en mi mente de un modo bastante distinto a como son en realidad. Pero estoy segura que no soy la unica persona que lo hace. Casi podría asegurar que en cierto modo, todo el mundo suele hacerlo.
El dicho dice: Todo depende del cristal con que se mira. Y cuando yo pongo un cristal determinado en alguien, sigue con ese cristal puesto por años y años y como siempre lo veo a traves de él, pues todo parece ser igual por siempre.
Pero de pronto el cristal se rompe, claro, nada dura eternamente, y no me queda mas remedio que ver las cosas tal cual son y entonces me siento como quien ve por primera vez algo. O como quien descubre algo sorprendente. Como cuando me di cuenta que Santa Claus no existía, o que mi papá no era un superheroe inmortal, o que los personajes de Chespirito o de las caricaturas no vivian adentro del televisor y que no podria sacarlos si quebraba el aparato con un martillo.
Y no me parece malo hacer ese tipo de descubrimientos, al contratio, son muy buenos para mi salud mental y siempre me los tomé de la mejor manera (menos lo de mi papá, hubiera deseado no hacer nunca ese descubrimiento)
En estos ultimos años idealicé incontroladamente a dos personas. A mi querido pirata, como solía llamar a mi ex novio, y a Peter Pan.
Con el primero, la realidad fue cediendo pasito a pasito, dia a dia pude ir descubriendo que Él no era el ser fantastico que veia en mi mente asi como tampoco yo lo era, que ninguno de los dos eramos parte de un tipo de cuento de hadas, y por mas fantasía que ambos tuvieramos y por mas que nos encantara fabricar universos paralelos, siempre la realidad terminaba por alcanzarnos. En mi mente nos veía algo asi como una especie de los Mupets Babies, que con solo imaginarlo se convertian en lo que fuera y se involucraban tanto en el personaje que empezaban a verse unos a otros de esa forma. Pero al terminar la hora de juego, simplemente volvian a ser ellos otra vez, y el mundo que habían fabricado se convertía de nuevo en su habitación.
Ahora puedo verlo simplemente como un ser humano. Uno con un corazón muy grande, con una enorme inteligencia, con una personalidad facinante, pero un ser humano al fin de cuentas con todo lo que eso implica.
Pero a Peter Pan... nunca había podido dejar de verlo con el lente que le puse hace casi 25 años.
Nunca pude dejar de verlo como el niño lindo, medio rebelde con los adultos pero bueno, inmensamente bueno, dispuesto a hacer cualquier cosa por mi, el niño alto, fuerte y valiente, el niño de mirada calida que me derretía el corazón, el que alegraba dias enteros con una palabra, el que con una calcomanía metalica me entregaba el universo entero. El personaje magico que no tenia defectos y que con su magia podia hacerme volar.
Todo eso fue para mi Peter Pan durante 24 años y medio.
Hasta anoche.
Anoche él tenía "tiempo libre" Cosa muy inusual por que es un hombre sumamente ocupado.
Asi que nos pusimos a platicar. Y en esa platica de aproximadamente media hora me di cuenta de que...
Peter Pan ha crecido.
Me recordó tanto a sus primos que viven aca, a los que tuve oportunidad de ver crecer paralelamente conmigo. Y fue como verlo por primera vez desde aquella mañana nublada de 1988 cuando se fue de Guatemala.
Fue hablar con alguien que ha sido mi amigo tantos años y descubrir por primera vez que es un completo extraño.
Fue darme cuenta por primera vez en mi vida que no es Peter Pan, que es simplemente... un ser humano.
Un hombre como cualquier otro, uno muy parecido a sus primos de aca que a veces me caian muy bien y otras veces se me hacian insoportables.
No fue algo malo, simplemente fue una sensacion extraña.
Pero la verdad me gustó mucho que pasara. Creo que era la ultima persona que tenía idealizada en mi vida. Había logrado ver con ojos de realidad a mi papá: Fernando Minera, a mi querido pirata: Victor y ahora puedo ver tambien de ese modo al unico ser imaginario que quedaba en mi corazón y me siento muy pero muy libre, no se por que, pero asi me siento.
Y para romper con la magia por siempre, voy a llamarlo como debe ser, por su nombre: Max, mi amigo mas antiguo, al que le guardo un cariño sincero, nada mas.
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